Recreativos pajilleros

Todos tenemos muy claro que el sexo es algo que vende, que ayuda a vender. A diario somos bombardeados  por multitud de reclamos sexualmente implícitos que intentarán captar nuestra atención para que vayamos a la tienda a por ese producto, veamos esa película o leamos aquel libro. Y lo cierto es que acabamos picando. El sexo vende porque nosotros compramos.

Los videojuegos no están fuera de su influencia; nunca lo han estado. El sexo ha salpimentado la industria creando polémica e incrementando el interés por los desarrollos picantones a partes iguales. Ejemplos como  Custer´s Revenge (Mystique, 1982), Leisure Suit Larry (Sierra, 1987) o el más reciente Catherine (Atlus, 2011) han tonteado con lo erótico-festivo para obtener mejores resultados en ventas, un resultado totalmente opuesto al de su calidad como videojuegos, pero eso ya esa otro tema.

Mystique y sus juegos eróticos, ay!

Mystique y sus juegos eróticos, ¡ay!

Inolvidables son también las portadas de juegos como La Colmena (Opera Soft, 1992), Toi Acid Game (Ibersoft, 1989) o Game Over (Dinamic, 1987), desarrollos que con una portada más que sugerente eran capaces de atraer nuestra atención de manera directa, dentro de toda la oferta existente en aquellos stands giratorios con cintas de cassette.

Entre todos los juegos eróticos de aquellos años recuerdo con especial cariño los que podías jugar en los salones recreativos, juegos que raramente se convertían a sistemas domésticos, pero que aún permanecen en la memoria de casi todos los que pudieron jugarlos (o ver cómo se jugaban) en aquellos años tan locos. Hablo de juegos de mecánica sencilla y contenido sexualmente inocente, que podías jugar sin pudor o miedo a la represalia familiar ya que, no lo olvidemos, estaban en un local público. Las quejas al dueño de la sala, oiga.

Si lo vemos con perspectiva esos juegos de recreativa están al nivel de aquellas primeras películas porno alquiladas, de aquellas revistas X acartonadas que guardábamos debajo de la cama, de aquellas Interviús robadas en la peluquería. Son cosas que ya no tenemos, que no recuperaremos, pero joder, cómo las recordamos.

Juegos para pajilleros, juegos donde el objetivo principal es ver tetas, eso está claro. Nuestra habilidad hará que podamos acceder a la recompensa principal del juego, esas infantiles – vistas ahora – imágenes eróticas digitalizadas o dibujadas en el peor de los casos.
Si el principal reclamo del videojuego era la desnudez de las féminas contratadas para la ocasión, ¿para qué iba a molestarse nadie en hacer un desarrollo innovador o una mecánica nunca antes vista?

imagesCAKF82HL

Los desarrolladores, unos tipos con menos vergüenza que las señoritas que incluirían en sus juegos, rápidamente se dieron cuenta de que el género que mejor encajaba en esta mecánica de avanzar-ver tetas era el de los juegos tipo puzle. De esta forma juegos como Qix (Taito, 1981), Arkanoid (Taito, 1986), Columns (Sega, 1990) o Dr. Mario (Nintendo, 1990), u otro tipo de juegos clásicos – no estrictamente originados en los videojuegos – como el Mahjong, el Bingo o el Pachinko serán los géneros fusilados utilizados para dar vida a estas producciones. Decisiones jugables totalmente discutibles que conseguían tremendos beneficios en forma de monedas de cinco duros, producciones de serie B e ínfimo presupuesto que se amortizaban al cabo de las semanas. ¿Habrá algo más parecido a la industria del porno?

Les hablaré de los arcades que un servidor – y quizá muchos de ustedes – llegó a conocer cuando apenas era un chaval, esperando que el recordarlos de nuevo les haga esbozar aquella sonrisilla inocente y emitir esa risa floja que impedía en muchos casos oír la banda sonora del juego. Si estuvieron allí ya saben de qué les hablo, de esa época donde los salones recreativos estaban llenos de pajilleros.

Gal’s Panic (Kaneko, 1990)

Please circle my silouette era la orden que se te daba en este clon de Qix con tías en tetas (le he dado muchas vueltas, pero creo que es la mejor definición que se puede hacer de este juego). En este arcade de pantalla vertical manejamos una bola que debe ir rodeando o recortando la silueta de la chavala en cuestión, intentando que los enemigos no intercepten su trayectoria cuando se aleja del borde de la zona ya descubierta y por la que se puede mover. Tenemos 3 rondas para ir despelotando a cada una de las seis japonesitas dibujadas que el juego nos ofrece pero ¡oh, sorpresa!, al acabar cada fase también se nos deleitará con la imagen real de la chica en cuestión.

Gals-Panic_10

Osos Panda, qué monos

Tan adictivo como cualquier juego de este tipo que puedas echarte a la cara, Gal’s Panic será recordado por su alocado modo de dos jugadores, donde podías matar a tu compañero y quitarle sus vidas y sus terribles fases de bonus, donde de manera aleatoria el juego podía mandarte a repetir el nivel de nuevo, quitarte una de tus vidas o reducir el tiempo de juego en el siguiente nivel. Quizá sea uno de los juegos que mejor sobrevivió con los años, ya que se hicieron continuaciones y adaptaciones para consola. Nunca salieron de Japón.

Pocket Gal (Data East, 1987)

También conocido como Side Pocket en versiones de consola (sin el contenido erótico del juego original). Data East nos ofrece un juego de billar tipo snooker donde competiremos con cuatro jugadoras que se apostaran la ropa cual partida de strip poker.  Dependiendo de nuestra maestría en el billar tendremos la posibilidad de ver a las caricaturizadas féminas en pelotas de una tacada, o desnudarlas de forma progresiva según vayamos mejorando nuestras puntuaciones.  

De teen a MILF

Aumento de dificultad: De teen a MILF

Side Pocket es tan divertido como exigente. Nuestra puntería y capacidad espacial se verán a prueba dentro de un juego muy sencillo en su manejo pero complicado de dominar. Las fases de bonus (donde nos piden que hagamos tiros de precisión entre copas de vino) son el acicate perfecto para completar el reto que nos ofrece. Nice shot.

Pipi & Bibis (Toaplan, 1991)

También conocido como Whopee, este juego de acción fusila sin pudor la mecánica de Elevator Action (Taito, 1983) para remozarla con un trasfondo erótico. Nuestro personaje deberá abrirse paso por el escenario con el objetivo de colocar diversas bombas que colapsen el edificio y encontrar la salida antes de que todo explote. Evitaremos a los enemigos en pantalla lanzando una especie de muelle, haciendo que nuestros perseguidores caigan a la planta inferior del escenario.

Si hacemos todo correctamente el juego nos dará la ansiada recompensa: 30 segundos de tiempo en los que podremos centrar la imagen en pantalla para ver las partes de la dibujada señorita que cada fase nos ofrece (habrá zona pixelada en el bajo vientre). Cuanto peor lo hagamos más ropa interior llevará nuestra amiga. Y es que en Pipi & Bibis el que quiere ver chicha tiene que currárselo.

30 segundos para centrarte en lo que te interesara...

30 segundos para centrarte en lo que te interesara…

El desarrollo del juego es divertido y su modo de dos jugadores lo convierte en una experiencia cooperativa entretenida. La variedad de los escenarios aporta novedades en la mecánica, como las fases del circo donde podemos saltar en camas elásticas, o la aparición de enemigos gigantes que no podremos matar, solo esquivar. Su única pega es su extrema dificultad, que nos hará darnos de cabezazos sobre el joystick y los botones.

Splash! (Gaelco, 1991)

Aunque la mayoría lo hicieron, no todas las recreativas eróticas nos llegaron desde Japón. La representación patria de este tipo de juegos vino de la mano de Splash!, el juego de la brocha y el rodillo.

Nuestras herramientas se moverán por la pantalla en ocho direcciones para ir pintando el fondo azul que vemos, sustituyéndolo por una imagen en blanco y negro de una señora ligera de cascos ropa. Cuando lleguemos al porcentaje que el juego nos señala podremos ver la imagen semi-porno en color. Diversos enemigos intentarán interceptarnos en nuestra tarea, pero podremos repelerles disparando desde el mango (guiño, guiño) de nuestra herramienta.  

¿Un juego español? Pues con brocha

Un juego español diseñado con brocha

Un juego sencillo que intenta aportar algo de novedad en su desarrollo, pero que se muestra como una propuesta poco profunda en lo jugable, que acaba aburriendo a las pocas partidas.

Lady Killer (Mitchell, 1993)

Uno de los pocos juegos que planteó una mecánica novedosa como reclamo adicional ante lo evidente de su presentación. En Lady Killer controlamos a un buzo que se mueve por un escenario donde se ve la silueta de la chica que podremos descubrir.

Pajilleros

Pulsando un botón entraremos a bucear al agua, dando la vuelta al cuadro por donde hemos entrado y también el que nos sirva de salida. De esta forma deberemos completar el tablero de juego en su totalidad. Controlando no ahogarnos cuando nadamos y evitando a los enemigos de la superficie, Lady Killer ofrece una mecánica muy adictiva donde nuestros reflejos y capacidad para planificar la estrategia de entrada-salida en el agua nos harán triunfar en nuestra empresa y conseguir la recompensa del juego, que esta vez será únicamente imágenes de mujeres mostrando lencería. Aún así, es uno de los juegos más recordados por su novedad y frescura en el desarrollo de las partidas, aunque será mas recordado por la inclusión de imágenes de animes mucho más sugerentes que las digitalizaciones o dibujos que otros juegos del género solían incluir.

Si le tenemos cariño a aquellas primeras películas, revistas y animes subidos de tono, ¿cómo no vamos a adorar nuestras primeras videoexperiencias eróticas? Su valor jugable puede ser (casi) nulo, pero el valor sentimental que poseen es del todo incalculable. En este texto he querido mostrarles los juegos que más recuerdo – más que nada, porque he llegado a verlos todos juntitos, uno al lado del otro, en el salón de mi barrio -. Pero, ¿y ustedes qué? ¿Con qué videojuego erótico se la meneaban divertían de pequeños?

Ricardo Suárez

Psicólogo especializado en tecnología y seguridad que se gana la vida hablando sin parar. Aficionado a los videojuegos y a cualquier cosa que implique pura y sencilla competición. Colaborador ocasional en Spherasports.com y Jot Down Spain. Siempre lleva traje.

  1. _~lee~_

    LOL. Conocía algunos pero no conocía tantos. Que tiempos aquellos…. recuerdo uno de billar también, pero no idea del nombre, «jugaba» con mis primos mayores.

    Responder
    • anchuela

      Pues yo vi todos estos juntos, en linea, en los recreativos a los que solía ir de pequeño. Hay muchos juegos mas de este tipo, pero yo recuerdo estos como los mejores (dentro de lo malos que eran).

      Otro de billar? No es Pocket Gal/Side Pocket? En consola salieron muchos, pero en recreativa no recuerdo otro que no sea ese…

      Responder

Comentar

  • (will not be published)