Train Valley

Train Valley (Oroboro Games, 2015) tiene cara de Railroad Tycoon (MicroProse, 1990) a primera vista. Pero quedarse con esa visión superficial sería un gran error porque en realidad no se parecen en nada. Bueno, quizás solo en una cosa: en los trenes. Train Valley se aleja de un simulador de trenes y es, en realidad, un juego de puzles bajo sus vías y un refrescante paréntesis para los jugadores que solo disponen de unos minutos de juego al día.

En Train Valley nos encargaremos, básicamente, de conectar estaciones usando vías que construiremos y planificaremos limitados por nuestro bolsillo. Cada cierto tiempo un tren pedirá paso desde una estación, indicando a cuál quiere llegar. Y aquí vienen nuestras manos. Tendremos que darle salida, manipular los cambios de agujas y asegurar las conexiones, evitando colisiones y costosas esperas. Cada tren tiene un valor que baja con el paso del tiempo. Ganaremos el valor con el que llegue a su destino. Pero cuidado… los impuestos nos ahogarán año tras año, construir vías adicionales no es barato y destruir obstáculos multiplica el coste final.

El juego nos inicia gradualmente a todas sus mecánicas hasta juntarlas en una experiencia que hace complejo lo simple. Ejecutarlas todas a la vez es estresante, pero por suerte contaremos con la posibilidad de pausar el juego cuando haga falta. Pero cuidado: tener la posibilidad de parar el juego para pensar es como uno de esos exámenes en los que se nos permitía traer nuestros apuntes. Cuando necesitas parar, solo es para darte cuenta de que no vas a encontrar la solución si no la tenías planeada. Cada misión tiene una serie de objetivos y muy pronto nos encontraremos errando, necesitando repetir más de una vez cada nivel para cumplirlos. Cualquier despiste nos puede costar el objetivo y la misión. Y lo que empieza como una planificación cuidadosa de la red ferroviaria termina como el Rosario de la Aurora al tener que añadir una nueva estación aparecida por sorpresa.

Train Valley construye grandes cosas sobre una base simple, presentadas en prácticas porciones de tamaño medido. En ese viaje nos llevará a través de escenarios ambientados en distintas épocas de Europa, América, la antigua URSS e incluso Japón, así como sus respectivos trenes. Train Valley es un juguete en nuestras manos; un placer para quienes aman los trenes, un brillante reto para quienes aman los puzles. Y para quienes aman ambas cosas se convierte en una adicción irresistible.

Marçal Mora

Ingeniero Industrial e Informático, apasionado de las maquinitas por vocación. Volvió a nacer cuando le regalaron una NES. Le gustaría ser Mega Man. Cree en los videojuegos como herramienta de aprendizaje. Le gusta escribir casi tanto como divulgar en Retromaquinitas.com.

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