UNepic es todo lo contrario

Vale, al entrar en la mazmorra dos esqueletos con hachas oxidadas os cierran el paso. Las leves luces rojas que iluminan las cuencas vacías de sus ojos os miran fijamente. ¿Qué hacéis?

Así comienza Unepic, el juego de plataformas, acción, rol y descojone que Steam no quería en su lista de independientes. Unepic está desarrollado por una sola persona, Francisco Téllez de Meneses, UN ESPAÑOL que se encargó de la programación, gráficos, edición, música y diálogos, aunque cuenta con varios colaboradores más. Daniel, un chavalote que fuma porros y echa partidillas de rol con sus tres colegas, aparece de repente tras una escapada al baño, en el Castillo de Harnakon, donde empieza tu aventura. Inspirado en The Maze of Galious y Castlevania, el juego nos brinda ese ambiente ochentero en 2D por el que saltaremos, mataremos, recogeremos objetos y descubriremos secretitos y trampas, todo ello sin perder la sonrisa de panoli que se nos queda cada vez que escuchamos cualquier diálogo.

Como os contaba antes, al principio nos encontramos con una partida típica de rol de tablero, y con los cuatro amigos frikis rodeando una mesa llena de latas de cocacola, dados, porros, etc. El protagonista, a quien nos llevaremos a explorar el Castillo de Harnakon, se llama Dani y parece ser que es algo novatillo en esto de los juegos de tablero. Cuando te entran las ganas de mear, te levantas y vas al baño, pero de repente te quedas a oscuras y cuando les pides que se dejen de tonterías nadie te contesta. Llevas un zipo encima y lo enciendes, pero te das cuenta de que no estás en ningún baño ni en ningún sitio que se le parezca. La pared de piedra está fría y húmeda, parece una mazmorra. Pero eso es imposible… ¿no? Piensas que tus compañeros te han echado «droja en el colacao» y estás flipando en colores, pero te adentras más y más. De repente una nube oscura te envuelve y comienzas a oír una profunda voz en tu cabeza; estás poseído por un espíritu guardián que mata a todo aquel que osa entrar en el castillo. Pronto estableces relación con él, por supuesto nada amorosa, ya que la única forma de liberar al espíritu es muriéndote. Pero nuestro protagonista está convencido de que todo es una alucinación suya y de que cuando se le pase el efecto se encontrará tirado en el baño, así que le sigue un poco la corriente al espíritu malvado.

Ahora somos un pequeño chaval pixelado, con un zipo en la mano iluminándonos el camino, y con un espíritu dentro que nos tienta cada vez que puede para que arriesguemos nuestra vida. Nos movemos en 2D por las más de 200 salas del castillo, iluminándolas acercando nuestro mechero a braseros, antorchas, candelabros… matando a todo aquello que se nos ponga por delante. Hay gran variedad de ambientes como las cloacas o la biblioteca, cada uno con sus correspondientes enemigos que van desde babosas, pasando por murciélagos y cuervos, hasta unos cabrones guerreros de armadura pesada. Además de los enemigos y de las antorchas, por las diferentes salas hay barriles y cajas de madera para reventar a palos por si tuvieran algo dentro, así como cofres del tesoro y joyeros. A lo largo del juego también vamos a encontrar más de cien tipos de armas, que nos vendrán mejor o peor según el objeto o enemigo a golpear, siendo por ejemplo una maza más adecuada para romper barriles y matar esqueletos, y una espada para cortar a aquellos que sangran, como serpientes o humanoides. Para ataques a distancia usaremos un arco y, por supuesto, dispondremos de varios tipos de hechizos mágicos de fuego, hielo, nigromancia, veneno, etc, y otros de curación y protección, así como de control de la mente. A lo largo de nuestra aventura también encontraremos varias pets (o mascotas), que nos ayudarán con diferentes ataques.

El Castillo de Harnakon está dividido en varias zonas, representadas en el mapa de un color u otro, en las cuales hay varias puertas que comunican a su vez con otras más situadas en el centro, la principal, por la cual guardarás la partida siempre que quieras. Cada sala es totalmente diferente, y como plataformas que es, en algunas ocasiones tendremos que llegar saltando hasta la siguiente, para activar alguna palanca, abrir algún cofre, evitar las diferentes trampas y evadir los ataques de los enemigos. Evidentemente, no podían faltar los mercaderes, repartidos en cada zona del castillo, representados con rótulos de neón con forma de carrito de la compra, y nos pueden vender tanto armas como armaduras, recetas de nuevos conjuros, pergaminos, etc. La única forma de poder fabricar tus pociones es en la Cocina, donde el cocinero te venderá ingredientes para las mismas, y podrás «cocinar» esas pociones en el caldero que tiene al lado. Como todo juego de rol, vas subiendo de nivel, y con cada nuevo nivel adquieres unos puntos de atributo que puedes emplear para subir tus habilidades con las diferentes armas, hechizos, pociones y también aumentar tu constitución, es decir, tu vida.

Unepic no es solamente un mata-mata y avanza, diferentes personajes tendrán unas misioncillas preparadas para nosotros, algunas con mejores recompensas que otras, pero todas cachondas y entretenidas por igual, tanto la principal como las secundarias, y puede que incluso tengas que volver a zonas anteriores ya visitadas a buscar unos items que requiere la nueva misión. La mayoría de ellas están basadas en libros y películas bastante conocidos dentro del ambiente del rol o del frikismo en general, así como los diferentes personajes que nos las dan y los nombres que tienen. Sea cual sea el personaje con el que hables, tendrás la sonrisa asegurada, ya que siempre habrá alguna referencia a algo que conoces, y las conversaciones acaban siendo de lo más retorcidas y genuinas, sobre todo las que tienes con el espíritu que te posee. Al acercarte al final de cada zona, la dificultad va aumentando por momentos hasta que llega la hora de enfrentarse a los jefes finales, conocidos como Los Siete Guardianes, que custodian una llave cada uno que te conducirá a la siguiente zona para finalmente conocer a quien da nombre al castillo: Harnakon.

El aspecto gráfico de Unepic es un punto a destacar muy positivamente: cada zona, personaje o enemigo tiene un detallismo asombroso para estar ambientado y desarrollado como un juego ochentero, donde la iluminación es el punto fuerte y tu prioridad para seguir avanzando. Simplemente lanzando un hechizo de fuego podemos llegar a iluminar todo un pasillo en línea recta y descubrir qué nos espera en esa oscuridad. La interfaz no es para nada pesada, ni apabullante, todo está en su sitio y bien a la vista; el inventario contiene mucha capacidad, y el menú desplegable está ordenado correctamente, evitando así problemas de ubicación como en otros títulos del género. En cuanto al sonido, la música apenas se aprecia, tristemente, y aunque puedes configurar varias opciones como efectos, ambiente y voz, aún hace falta pulir estos puntos, puesto que no disponemos aún de un volumen para las voces (totalmente dobladas al castellano, y brutales) que suenan demasiado alto con respecto al resto de sonidos. Podemos jugar a Unepic tanto con teclado y ratón como con mando, aunque éste último está adaptado parcialmente, ya que un mando NO TIENE tantos botones como un teclado (ni los tendrá nunca, perras consoleras). Por lo demás, Unepic no requiere grandes especificaciones en tu ordenador, se puede jugar igual de bien con ratón y teclado, y en mi experiencia con el juego no he sufrido ningún tipo de bug o cuelgue.

Por unos pocos euros tenemos un juego que nos ofrece más de veinte horas de diversión (cuando la moda es: juegos a 50€ que duran solamente ocho horas), entretenimiento, cabreos, y EPICIDAD española. Un título independiente que pese a las complicaciones para su salida ha tenido mucho apoyo por la comunidad de Greenlight y Gog.com, así como Nintendo (Wii U). A muchos no nos hace falta tener un i7 para saber divertirnos.

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