De Indiana Jones a Nathan Drake

Cuando consumimos cualquier obra de ficción, ya sea una película, una serie, un videojuego o derivados, tendemos a reconocer al protagonista como un héroe, a su manera, independientemente de la historia que esté protagonizando y del peligro que conlleve (a veces, ninguno). Dejando de lado el hecho de que el mito del ascenso del héroe es una máxima que se da en la gran mayoría de obras de ficción, de manera más o menos explícita, no sólo el consumidor se queda prendado de esa característica especial de los protagonistas; también en muchas ocasiones los propios creadores se conforman con mostrar sólo esa faceta del personaje, lo que lo identifica rápidamente como un personaje plano si no va más allá. Es decir: por culpa tanto de creadores como consumidores se forma una bola de nieve: hay una tendencia clara a que los héroes sean personajes planos para facilitar su consumo y la identificación del espectador. Ojo, no significa que sean peores, simplemente no se profundiza en su persona a pesar de llevar todo el peso de la narración. Empecemos por el principio: ¿qué es un personaje plano?

Una de las clasificaciones primarias para los personajes de ficción está en saber diferenciar si es un personaje plano o un personaje redondo. El personaje plano es aquel que es construido única y exclusivamente en base a una cualidad que lo identifica. Es característico de las sitcom, o de las obras de tono más ligero, habiendo variedad de personajes y cada uno representando distintas personalidades, como por ejemplo ocurre en Modern Family (Christopher Lloyd/Steven Levitan, 2009). Por otro lado los personajes redondos, los más realistas y cercanos a ser personas reales, tiene una personalidad más profunda, con distintos rasgos, contradicciones, defectos y virtudes. Este tipo de personajes son mucho más dificiles de construir y escribir por la cantidad de matices que puede llegar a tener su personalidad o su forma de actuar. En este caso, existe una prueba del algodón para saber si un personaje es de un lado o del otro: la evolución. Los personajes planos empiezan siendo de una manera y siempre serán así, pero los personajes redondos evolucionan, cambian en función de sus vivencias, aprenden y maduran, pudiendo ser al final de la obra una persona totalmente distinta, como Walter White en Breaking Bad (Vince Gilligan, 2008) o Lester Burnham en la brillante American Beauty (Sam Mendes, 1999).

Nathan Drake es una personificación de lo que estamos hablando. Uncharted siempre ha sido una aventura de consumo ligero; las batallitas de un aventurero en la búsqueda de un tesoro, una reliquia o una ciudad perdida. Por ende, el protagonista tenía que ser plano para adecuarse al tono de la historia y de los acontecimientos. Nate es el típico hombre de mediana edad que desprende confianza en sí mismo. Bromista, donjuán, valiente y con una curiosidad propia de un arqueólogo, lo que le lleva a dedicar toda su vida a buscar tesoros perdidos por todo el mundo. No es ninguna casualidad que esta misma descripción encaje también para definir a otro personaje icónico de la ficción: Indiana Jones. Más allá de las distintas referencias claras y homenajes directos que hay de una obra a otra, («¡Esto debería estar en un museo!») vamos a hablar de un parecido más estructural. Tampoco es casualidad que en ambos casos los mejores momentos de todas sus aventuras se den cuando los personajes adquieren un nuevo nivel de madurez, dejando de ser personajes planos. Es por esto que La Última Cruzada es la mejor película de la trilogía original y El Desenlace del Ladrón es el mejor juego de la saga.

En la tercera película de Indiana, el primer acto se desarrolla exactamente igual que en las aventuras anteriores. Indy tiene una vida aparentemente normal como profesor de Historia en la universidad, y es citado por alguien para encargarle un trabajo: la búsqueda de una antigua reliquia. En este caso, se trata del mismísimo Santo Grial, y por supuesto, los nazis también están detrás de él, pero un elemento diferenciador afectará al profesor en su aventura. Fue su propio padre quien empezó la busqueda del artefacto cuando este era un crío y por ello tendrá que dar con él y terminarlo juntos. En Uncharted 4, tenemos un Nathan que dejó hace tiempo aquello de jugarse la vida buscando ciudades perdidas de hace miles de años, y ahora está felizmente casado, pero la aparición de un familiar importante, su hermano, le obliga a emprender su última aventura, cómo no, juntos.

Los reencuentros con esas dos personas importantes son muy diferentes para cada personaje: para Nate, su hermano aparece después de muchos años, pero Indy es quien debe encontrar a su padre. En ambos casos, ninguno está muy contento de verse obligado a vivir esta «última» aventura, a pesar de que, por su naturaleza, demuestran estar encantados con ese modo de vida. También son diferentes las dos relaciones. Los hermanos Drake han sido inseparables desde pequeños, y Nathan aprendió casi todo de su hermano mayor. Por otro lado, Indy le guarda un gran rencor a su padre porque cuando era pequeño nunca estuvo a su lado. La figura paterna que debió ser su padre nunca existió porque estaba totalmente centrado en su trabajo. Casualmente, de tal palo tal astilla, a pesar de todo el profesor acabaría dedicándose a lo mismo que su padre. Son un tándem encantador.

https://www.walldevil.com/7136-artwork-funny-indiana-jones-lara-croft-nathan-drake-uncharted-women.html

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La evolución de los personajes y su transformación supone que incluso en ambas obras cambie el hilo principal. Tanto en El Desenlace del Ladrón como en la Última Cruzada, la premisa deja de ser la historia de aventuras y acción simpática que había sido siempre. Esto pasa a ser un elemento conductor más de la nueva y más profunda temática central, de significado a significante: la relación con su padre/hermano y la importancia que tiene por encima de cualquier aventura. Sólo con un giro como este, el capítulo Una vida normal podía tener lugar en Uncharted, y además ser uno de los momentos más significativos del juego, tal y como explica Kyle Bosman en su último Bosman at Home. Eso sí, a pesar del cambio las características definitorias, como el humor o la espectacularidad, no se pierden por el camino. Con este cambio estructural, los protagonistas dejan de ser muñecos que sólo saltan, disparan y sueltan chascarrillos, a ser personas, con sentimientos e inquietudes como nosotros.

El cambio de Henry Jones (Junior) es mucho más sutil que el de Nate. Durante gran parte de la película el cambio apenas es notorio, y su padre simplemente es un compañero más de aventura. Sin embargo, en los momentos de mayor peligro, cuando nos dejamos llevar por los instintos, Indiana se da cuenta de lo que es verdaderamente importante, mucho más valioso que cualquier tesoro material y cualquier aventura: las personas, o en este caso, su padre, a pesar de las diferencias que hay entre ellos. De hecho, la relación es fría excepto en ese tipo de momentos, donde ambos aceptan los errores cometidos en el pasado y comprenden que nunca es tarde para arreglar las cosas y pasar tiempo con alguien tan importante. Cuando su padre es herido en los tramos finales de la cinta, deja de pensar en tesoros y sólo puede pensar en el bienestar de su padre. El caso de Nathan es distinto en forma aunque igual en fondo. Él ya había abandonado la vida aventurera por un ser querido, su mujer Elena, a pesar de que no puede evitar sentir nostalgia y echarlo de menos. De repente aparece su hermano Sam para pedirle un último favor: buscar un tesoro pirata para salvar su vida. Este Desenlace del Ladrón supone un largo camino para volver a conocer a su hermano, y sirve para que Nate sepa definitivamente qué es lo más importante en la vida: de nuevo, los seres queridos, la gente que está a tu lado.

Se creía y se cree que lo más adecuado para construir un heroe es que su mente no esté nublada por dilemas personales. En algunas ocasiones, es cierto; funciona mejor, pero no todas, no debe ser una máxima. El usuario, por regla general, encaja mejor al joven Nate, sin más preocupaciones que el aquí y ahora, el tesoro o la ciudad pérdida. No quiere que le afecten los problemas de pareja del tipo con el que ha venido a saltar y pegar tiros. Aun así, y por suerte, aquel tipo ha madurado. Puede que sea más fácil que queramos ser como ellos si no tienen las preocupaciones mundanas como las tenemos nosotros, las personas normales. Lo que pasa es que ellos, irremediablemente, también son personas normales, y eso es lo que los hace tan especiales.

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Chuso M. Montero

Chuso es realizador de audiovisuales, montador profesional y se dedica al cine y la televisión principalmente en Movistar+, entre otros proyectos. Anteriormente en Anait Games y ahora también en Zehn Games.

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