En un trono caben tres

En el comienzo estaba FIFA.

Una simulación sencilla y efectista del fútbol. Metías muchos goles, te sentías feliz…no hacía falta nada más.

Y entonces llegó Pro Evolution Soccer. Bueno, ya lo íbamos conociendo por su nombre nipón: Winning Eleven, y poco a poco se iba estableciendo en las casas como el simulador favorito. «¿Echamos un Pro»? fue la frase que fue cogiendo peso. Y lo probé.

Aún recuerdo las sensaciones. La primera, contundente: dureza. Costaba jugar. No era un juego sencillo. Es más, era frustrante. Un ritmo lento, pausado. Un estilo exigente. Si querías llegar al gol, te lo tenías que currar.

Hubo dos bandos: el bando FIFA que seguía prefiriendo cierta facilidad en el manejo del balón, y el bando Pro, que, precisamente hastiado de ésta, buscaba la sanísima satisfacción de la recompensa otorgada al esfuerzo realizado. Costaba meter los balones en la portería, pero cuando lo conseguías, sentías esa especial satisfacción en tu interior.

Pasaron los años felices.

El FIFA comprobó que su trono le había sido arrebatado, y con la orgullosa y despectiva mirada de quien se cree superior, miraba desde las alturas celestiales al Pro, pensando que sería una moda pasajera, un episodio hipster. Se equivocaba.

La celebración «Balotelli» se desbloquea en FIFA 13.

FIFA comprobó que la moda se asentó, que lo minoritario se hacía mainstream. Y quiso recuperar el trono. Remodeló su apartado gráfico, introduciendo como una de las principales novedades la rotación en 360º, frente a la del Pro que aún se mantenía en las ocho direcciones del mando. Se enfrentaron en tenso combate.

Sigue sorprendiendo que los directores de Pro, conscientes de que una de las principales ventajas que tuvieron a la hora de derrotar al monopolio FIFA fuera precisamente la cansada apatía y la indolencia de éstos a la hora de renovar el juego, cayeran precisamente en el mismo error. Manteniendo su motor gráfico, manteniendo sus ocho direcciones (que se han ido mejorando sin resolverse, al menos visualmente, del todo), disfrutaron de sus laureles, incapaces de creer que los niños pijos de FIFA fueran capaces de bajarse de sus  carros de oro, enfangándose de barro, sudando como ellos habían sudado anteriormente.

Pro, sorprendentemente, fue expulsado de nuevo del trono por el rey pijo que otrora expulsaran ellos. Sólo que el rey pijo había aprendido a cortar leña.

Muchísimas novedades, con especial atención al motor gráfico, volvieron a asentar hace pocos años a FIFA como el rey del simulador deportivo de fútbol, mientras que un Pro anquilosado iba frecuentando los mismos errores y horrores, con unos movimientos en velocidad dignos de las historias robóticas imaginadas por Isaac Asimov, y últimamente con unos porteros amantes, al parecer, de untarse mantequilla en los guantes antes de jugar.

FIFA consiguió recuperar su prestigio. Pero no era el Winning Eleven de antaño. No tenía su candoroso liderazgo. No era el Rey de Reyes. Y es cierto, yo que durante muchos años me consideré de Pro, di el salto el año pasado, y efectivamente he disfrutado de las novedades de FIFA, si bien es cierto que en ningún caso he sido transportado a las dimensiones siderales a las que me llevó esa «filosofía del trabajo» de aquellos épicos Winning Eleven.

Y es triste comprobar que, efectivamente, muchos años después, no ha habido realmente un simulador deportivo que alcance los niveles de excelencia de los Winning Eleven de la época. Del Pro no voy a hablar más. Esos porteros, esos movimientos robóticos. De acuerdo, el Pro 2013 sea probablemente el mejor Pro de su generación, pero demonios, debería ser cada año nuevo, con su Pro nuevo, el mejor de su generación, pues a eso se dedican los desarrolladores del Pro durante el año que separa los lanzamientos de las más nuevas y mejoradas versiones. Y FIFA…en fin. Es cierto que me gusta FIFA. Es cierto que lo prefiero a Pro, pero tiene muchas cosas que siguen sin hacerme pensar en la excelencia.

Allá voy:

– En primer lugar, como cuento en mi artículo del mes pasado, los videojuegos no están para influir con ninguna errónea o acertada moral en los mozos cerebros de quienes lo disfrutan. Los jugones traen la moral masticada de casa. No quieren imposición de moral. Por ello me resulta inexplicable que en un SIMULADOR DEPORTIVO un jugador sea incapaz de tirarse, simulando una falta. ¿Cuántas veces ocurre en la realidad? ¿Acaso en la mayoría de ligas, salvo quizá quitando la Premier donde tradicionalmente el acto se ve feo hasta por parte de tus propios compañeros, no hay jugadores que se tiren simulando haber sido atropellados? ¿Por qué demonios no voy a poder hacerlo en un SIMULADOR DE FÚTBOL? Por Dios, quiero tirarme. He estado toda la semana estudiando/trabajando, disfruto ahora de unas horas de entretenimiento con un rival de la CPU, con un amigo que está en Japón, o con el vecino a quien quiero joder por no devolverme aún mi colección preferida de discos. Quiero joderle. Quiero tirarme y que el árbitro le eche tarjeta a su defensa. O al menos quiero intentarlo. ¿Qué logra FIFA borrando esa opción? ¿Acaso piensa que al quitarla dejaremos de desearla? ¿Acaso piensa realmente que al llamarse FIFA lo que debe hacer es dejarnos encima la simiente de la deportividad y el buen hacer, intentando obviar que diariamente, a todas horas, hay jugadores que realizan lo que ellos no nos dejan ver? El acto de tirarse, de SIMULAR una falta, es fútbol. Es puro fútbol. Y FIFA debe entender que es un SIMULADOR. Está SIMULANDO la realidad. Esconderla o censurarla resulta insultante.

– La Liga Máster, o su equivalente en FIFA. Cierto es que la Liga Máster en Pro nos permitía, con cierta alegría, llevar las riendas de un equipo de fútbol mientras estábamos al tanto de fichajes, dinero, plantilla, etc…pero en FIFA el equivalente es de risa. El del FIFA 2012, al menos, era un episodio sórdido de pantanosa y ruinosa ineficacia. La única diversión consistía en ir renovando jugadores, irlos fichando o vendiendo, y en ir jugando partidos. Hasta la emoción de los juveniles se reducía a mínimos históricos siendo prácticamente imposible que un muy talentoso y joven jugador se ganara su sitio en el once inicial pese a lo escaso de sus años. De verdad que hay poco más. Poquísimo. Un soberano aburrimiento, mecánico, un hiriente engranaje al que solo los muy enganchados o estadísticos estábamos dispuestos a consumir cual yonquis.

Por no añadir el inexplicable hecho de que la primera temporada no pudiera jugarse competición europea (cosa que por fin cambiaron), el extremo cansancio de los jugadores, obligándote de facto a tener dos onces iniciales, tal es la frecuencia de cambios que tienes que hacer, o la absoluta desaparición de algo parecido a un Balón de Oro. ¿Tan difícil es arreglar esas cosas?

– No quería hablar, pero debo. El tristemente célebre Motor de Impactos. Vídeos, y vídeos y vídeos hay en Youtube mostrando las gravitatorias acrobacias que los jugadores de FIFA 2012 sufríamos en nuestras carnes. Y los galácticos movimientos lograban desquiciar y arrancarnos una estruendosa carcajada, tales eran los movimientos, prácticamente sexuales, que a veces en los choques, se producían.

Fíjense en lo horrible que era el Pro, para que este FIFA, con su inefable Motor de Impactos, fuera superior. Y no contentos con ello, es precisamente la mejora de este Motor una de las principales novedades del FIFA 2013.

Imagínense el penúltimo modelo de coche de una prestigiosa marca, cuyos modelos se venden, de entrada, con los retrovisores rotos. Y luego imagínense al sonriente publicista que, henchido de orgullo, nos dice, contentísimo él, que los coches del Nuevo Modelo no tienen los retrovisores rotos, presentando dicha novedad como si hubiera sido traída de un lejano futuro, en vez de ser el feo, vergonzoso y sobretodo TARDÍO parche que en realidad es.

Los simuladores de fútbol atraviesan por un buen momento. No por uno excelente. Y resulta increíble, tal es la cantidad de dinero que se dedica en las compañías a mejorar los juegos. Cómo es posible que Pro siga con ese motor. Cómo es posible que FIFA 2012 tenga ese Motor de Impactos. Cómo es posible.

FIFA 12 FAIL Compilation! #4

Ese no es el camino, señores.

Sí, podemos divertirnos, entretenernos, tirarnos horas y horas con sus juegos. Pero queremos más. Queremos que pasen a la Historia, como ese Winning Eleven que recordamos con los ojos entrecerrados, la sonrisa boba en la cara, y la añoranza como perfume.

Queremos la excelencia. Y no es tan complicada.

Vemos en el nuevo FIFA detalles que invitan al optimismo, como esas faltas que ahora permiten maniobrar con hasta tres jugadores, dando la libertad, que en otras facetas se nos quita, de poder engañar al rival, o en esas faltas que el árbitro pita rápido, permitiendo un saque veloz, y moviéndose nuestros jugadores rápido para coger el balón próximo y dejárselo aceleradamente al jugador que va a sacar, permitiendo realmente que el concepto «sacar rápido una falta» llegue realmente a la Simulación.

Señores, la excelencia en el simulador de fútbol es posible. Pero tenéis que creer en ella. Porque igual que llegó el sudoroso obrero de la fábrica derribando al pijo del trono y estableciendo después un fructífero y a la larga decadente bipartidismo, podría pensarse que no es complicado que llegue un nuevo indivíduo a la ciudad, con ganas de hacer bien las cosas, con aspecto mejorado, y que, ante la incrédula mirada del pijo y del obrero sudoroso, les espete a la cara: «en un trono caben tres».

Guillermo G.M.

Fundador de Deus Ex Machina. Ha escrito en Desarrolloweb.com, Sphera Sports, Mondo Píxel, OchoQuince Magazine, Jot Down, Fuera de Series, El Butano Popular o Indieorama. Ha dado ponencias centradas en la historia del desarrollo independiente y en el indie fomenta la conciencia social.

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