Si hablamos de figuras influyentes y conocidas no existe ninguna mayor que la de Jesuscristo. Se sea o no cristiano, para bien o para mal Jesús y su groupe han marcado la historia del mundo -al menos la occidental- aunque muchas veces se ignorasen sus preceptos; que se lo digan a las brujas.

No es Jesús, pero se extinguió por nuestros pecados.

Para los que se saltasen la catequesis o esquivasen las películas en Semana Santa: cuando María se quedó embarazada como por arte de magia un ángel se apareció ante José para que no la lapidase por infiel, y le dijo que el embrión sería el Mesías y el Rey de los Judíos. Eso tranquilizó a José, pero lo de gobernar a los judíos le sentaría mal a Herodes, rey de la zona, y mandaría matar a todos los recién nacidos para eliminar la posible competencia (esto sería el origen de una fiesta en la que celebramos la muerte de inocentes gastándonos bromas, aunque de todas formas es una exageración, ya que Herodes “sólo” mataría a sus propios hijos).

Jesús de libraría, y hacia los treinta años empezaría su actividad pública primero dando sermones con su primo Juan el Bautista y luego como solista, obteniendo sus famosos doce discípulos. Su forma de predicar, sencilla y llena de parábolas sobre la salvación para los humildes, el amor y un futuro mejor, caló entre la clase obrera, convirtiéndose en el Pablo Iglesias de su generación. Y si a esto le sumamos los supuestos milagros que hizo como caminar sobre el agua o resucitar a los muertos -consiguiendo una buena masa de seguidores detrás- pronto saldrían los rivales gubernamentales: Poncio Pilato mandaría matarlo. Tras torturarle y hacerle cargar con la cruz en la que le iban a crucificar, moriría, para luego resucitar a los tres días, visitar a los apóstoles para decirles que expandieran su palabra por el mundo e irse a los cielos.

Tal y como lo refleja la Biblia.

Jesús ha sido una figura que ha influido en todo arte posible, por supuesto también en el séptimo.  El coqueteo bíblico con el cine empezaría en 1903 con Vie et Passion du Christ, una silenciosa película de 44 minutos, siendo esta una de las primeras películas a color gracias al Pathécolor, un sistema de coloreo por plantillas inventado por Pathé que se siguió usando hasta 1930. Desde entonces, muchas películas sobre la vida y obra del hijo de Dios: algunas muy buenas como Jesus of Nazareth (1977), otras no tanto como The Greatest Story Ever Told con un John Wayne como centurión romano nº 62, y otras más raras como Jesucristo Superstar, con su doblaje de Camilo Sesto en España.

Cuanto más puro es algo, más divertido es corromperlo. ¿Y qué existe más puro que el propio hijo de Dios? Las películas que usan a Jesucristo de forma menos bíblica empezaron a proliferar desde que los siempre magníficos Monty Python lanzaran La vida de Brian, que fue acusada de blasfemar y prohibida durante décadas en varios países, o Hail Mary, la historia de una virgen María más moderna que fue condenada por el Vaticano. Películas como Ultrachrist! muestran a Jesús en un traje de mallas derrotando al crimen y extendiendo su palabra, o Jesus Christ Vampire Hunter, que nos cuenta la historia de un Jesús moderno que lucha contra vampiresas lesbianas con la ayuda de El Santo, el luchador. Incluso en Japón tienen Saint Young Men, un slice of life sobre Buda y Jesús  en el que vuelven a la vida y comparten piso en Tokyo.

Jesucristo Twitstar

En España aparece Fist of Jesus, un corto dirigido por Adrián Cardona y David Muñoz que se presentó en el Fantafestival. En él Lázaro revive de entre los muertos, pero un poco más zombie de lo que cuenta la Biblia, y él y su fiel discípulo Judas tienen que evitar el apocalipsis zombie.  Y bajo este corto nace el juego homónimo.

Fist of Jesus es un Beat ‘em up de toda la vida desarrollado por Mutant Games. Un brawler clásico donde la jugabilidad de Streets of Rage se junta con el estilo artístico de Plants vs. Zombies en una orgía de sangre y zombies cowboy. No hay scroll lateral, sino que el juego se divide en fases estilo “arena” que tendremos que superar, cada una con sus normas, como sobrevivir cierto tiempo, matar cierto número de enemigos o llegar a cierta puntuación, y por supuesto incluyendo sus jefes. Para ello contaremos con Jesús y Judas, cada uno con sus propias habilidades, que podremos ir mejorando con dinero y subiendo de nivel. Además, como en todo buen brawler, podremos recoger armas de los enemigos y usarlas contra ellos. Escopetazo en la cara del leproso. A esto le sumamos un delicioso sentido del humor bastante blasfemo.

El juego sufre par de manchas. Una: carece de multijugador.  Un multi estilo Castle Crashers hubiese enriquecido mucho la experiencia. Dos: es carne de móvil. Posee un grindeo innecesario, incitándote a comprar cosas con dinero real para subir de nivel o recompensas por jugar todos los días.

Fist of Jesus es un producto trabajado, pero con mucho que mejorar. Pero da igual: eres Jesucristo y estás arrancando corazones.