The Walking Dead es uno de esos videojuegos de los que uno escucha hablar o ve como la gente escribe maravillas en Internet, pero al que la mayoría no nos atrevemos a acercarnos hasta que un buen amigo nos dice que lo juguemos. Te lo recomienda esa persona de la que normalmente te fías, y decides darle una oportunidad.

El juego empieza poniéndote en la piel de Lee Everett, un profesor al que están llevando en un coche de policía. De repente, un accidente de coche y los posteriores sucesos te llevan a ver la realidad de lo que está pasando a tu alrededor: la gente se está transformando en algo que dista mucho de ser humano. Y supongo que no es un spoiler decir a estas alturas que lo que está sucediendo es que se están convirtiendo poco a poco en zombies, haciendo que los que van quedando se agrupen tratando de sobrevivir. Y no de los no muertos, sino también de la escasez de alimentos o del ataque de otros supervivientes.

Al poco que vamos avanzando, descubrimos que se trata de una aventura en la que, aparte de usar objetos encontrados por el escenario para resolver situaciones como en las aventuras gráficas de siempre, también tendremos que tomar decisiones, en algunos casos realmente duras.

En algunas situaciones, esas decisiones pueden conllevar que un personaje te mire mal simplemente. En otros, la muerte de uno de tus compañeros. En este aspecto reside lo que más me gustó del juego, el sentir que la historia que estás jugando está llevando un rumbo que tú has elegido, con tus errores y aciertos, que en muchos casos tus compañeros de viaje están ahí porque tú has querido que estén o el sufrir pensando que quizás las cosas habrían sido mejores si hubieras cogido la otra opción. Y pensaréis «¿qué tiene de bueno sufrir si uno juega para divertirse?» Pues no es más que el hecho de que ese sufrimiento está ahí porque el juego te introduce dentro de él de manera que cada alegría te dará una gratificante sensación de alivio, mientras que habrá más de un momento en el que más te vale tener a mano un paquete de pañuelos. Y el hecho de que tenga esa capacidad de vivir tan intensamente el juego es digna de admiración. No es un título de zombies más, no hemos venido aquí a masacrar criaturas, hemos venido a vivir una historia, somos mucho más que testigos. Nos enfadaremos, reiremos, sufriremos, nos enterneceremos en ciertos momentos, desconfiaremos, dudaremos… He llorado mares con To the moon o he sentido cada centímetro de piel erizarse con el tramo final de Journey. Pero en pocos juegos actuales he sentido la empatía que The Walking Dead te hace experimentar. Su capacidad de profundizar en los personajes a través de los diálogos facilita cogerle cariño a aquéllos que son amables contigo y odiar totalmente a quien hace cosas que te desagradan. Realmente sientes lo mismo que siente Lee. Algunos jugadores se quejaron de la facilidad del juego, puesto que no encontramos ningún puzzle difícil de resolver o situación en la que no sepamos como avanzar. Pero la razón no es más que el hecho de que la obra de Telltale se centra en fomentar esa empatía entre el jugador y el protagonista, ya que es una de las bazas principales del juego.

Desde el principio, podemos apreciar ese acabado gráfico tan cercano a la obra de Robert Kirkman que nos hace ver claramente que el juego no es una adaptación de la serie de mismo título que tanto amor y odio ha generado, sino que nos quiere hacer ver que lo que vamos a jugar tendrá más bien la esencia del cómic. El estilo visual en cell shading es extraordinario. L.A. Noire puede presumir de tener unas expresiones faciales hiperrealistas, pero los ojos de Lee son tan reveladores como inolvidables. Podemos notar también las caras de enfado cuando una decisión no beneficia a un compañero o la cara de felicidad de un niño cuando le decimos algo que le gusta. Mucho se ha discutido ya sobre los personajes cada vez más realistas y el llamado “uncanny valley”, pero en este caso, esa apariencia nos acerca más al cómic y eso es una cualidad que muchos agradecemos. Obviamente no nos dejará con la boca abierta como muchos de los juegos actuales y su espectacularidad, pero no será un aspecto que nos resulte negativo ni mucho menos. En cuanto te adentras un poco más en la historia, el apartado gráfico es en lo último que piensas.

No puedo tampoco dejar de mencionar la excepcional música que acompaña el juego, creada por Jared Emerson-Johnson. Solamente escuchar ciertas piezas me evoca a escenas que me vuelven a hacer tener un nudo en la garganta. Consigue acompañar de forma excepcional a esos momentos duros a los que nos enfrentaremos inevitablemente en The Walking Dead o aumentará la tensión aún más si es posible en ciertas escenas.

Alguno pensará que es imposible que el juego no tenga algo negativo digno de mención. Pero sí, podría echarle en cara que la inmensa calidad de los cuatro primeros capítulos baja en el final o que debería haber llegado a España al menos con textos en castellano, especialmente para facilitar las decisiones a aquellos que no dominen mucho la lengua inglesa. Pero poco más podría decir en contra de este juego. Su duración puede parecer corta porque muchos de nosotros devoramos los cinco episodios sin remedio mientras que otros son capaces de racionar esta maravilla. Sinceramente, no sé cómo lo hicieron, puesto que la historia engancha y hace difícil detenerse tras acabar un capítulo.

En resumen, puedo decir que es muy, muy recomendable. Dadle una oportunidad y así podréis ser ese buen amigo con criterio que hizo llorar a sus colegas al recomendarles esa joya que es The Walking Dead.